REDACCION FINALISTA
Por David Sobrino. 2º Batx. E
“La
palabra libertad, filosóficamente se suele tomar para designar la facultad del ser humano que
le permite decidir llevar a cabo o no una determinada acción según inteligencia
o voluntad; y políticamente para el derecho, o la capacidad y habilidad, de la libre
determinación, como expresión de la voluntad del individuo.”
Hablemos de libertad y vamos a
profundizar en lo que, en una sociedad como la que luce actualmente suena más a
utopía que a realidad, procedo.
Primero hablemos del significado más
básico que se le puede dar a esta palabra, que se refiere a la capacidad de un
ser humano de llevar a cabo determinadas acciones regidas por su voluntad, es
decir, la habilidad humana para hacer aquello que queremos hacer. Pero, ¿somos
libres? Muchos países entraron en guerra en su momento bajo la premisa de
buscar una tierra para hombres libres,
hombres libres, como término. Ahora, ¿son libres los hombres? ¿Son capaces los
humanos de hacer todo aquello que quieran hacer? Es fácil decir que no, pues,
tras plantear una saga de ideas absurdas esa conclusión nos queda, pues un
hombre no es libre de volar de la misma forma de que un pájaro, por ejemplo, ni
de mover objetos con la mente, a pesar de que se desee con fuerza y decisión.
Entonces, ¿somos libres de hacer cualquier cosa que no infrinja las leyes de la
física moderna? De la misma forma que dijimos que no, ahora podemos decir que
sí, pues, ¿podría un hombre diseñar un artefacto que le hiciera volar por el
cielo? Ah, eso sí, claro, podría, es posible, pero eso no quiere decir que sea
libre de hacerlo, pues se necesita de conocimientos para diseñar este
artefacto, por ello, a pesar de que quiera hacerlo, éste estará condicionado,
pues sin el conocimiento adecuado, no puede diseñarlo y por consiguiente, no es
libre de diseñar un artefacto que le hiciera volar como un pájaro. Y aquí se
presenta un término que es bien importante para continuar: condición, que junto a causa,
definirán mi postura ante la capacidad de los hombres ser libres de hacer y
elegir.
El
determinismo es una doctrina filosófica, que sostiene que todo acontecimiento
físico, incluyendo el pensamiento y acciones humanas, están causalmente
determinados por la irrompible cadena causa-consecuencia,
y por tanto, el estado actual "determina" en algún sentido el futuro,
es decir, todo aquello que ocurre, se justifica detrás de determinadas causas.
Ahora planteemos una situación perfectamente imaginable: un país entra en
guerra por motivos religiosos con la mayor potencia armamentística del planeta,
la guerra dura ya dos años y la vida para los habitantes de ese país se basa en
condiciones lamentables. ¿Es libre un padre de familia de coger a sus
congéneres y huir de su país en busca de una vida mejor? ¿Es… libre de elegir
esa opción? Podría quedarse perfectamente y seguir con su vida, puede hacerlo,
nadie le está obligando a irse, podría quedarse en su hogar con su familia,
pero el padre de familia, termina emigrando. ¿Fue libre entonces de irse? En mi
opinión no, desde luego que no. Diversas causas provocan que la situación que
se vive en su país sea crítica, pero justa para dejarles con vida y a pesar de
ello decide irse.
Obviamente, diversos motivos condicionan a irte, aquí puedes estar, pero es que fuera
puedes estar mejor y el miedo o la sospecha pueden incitarte a irte, luego no
es una decisión que esté tomando este hombre, más bien es a la cual le están
llevando diversos motivos, diversas causas.
Es muy bonito pensar que la vida es un
lienzo en blanco y que cada uno traza su propia ruta, cada uno es libre de
trazar la ruta con la forma que quiera, pero en mi opinión ya existen todas las
rutas posibles y lo que cada uno hace es seguirla, ni siquiera se puede crear
una nueva, pues ya existen todas las posibles, sólo que sutiles influencias te
llevarán a tomar una ruta u otra, pero ten por seguro de que no tendrás delante
de ti un lienzo en blanco, más bien una maraña de líneas, como si un ejército
se hubiera recorrido el desierto del Sáhara de arriba abajo y hubieran dejado
sus huellas marcadas sobre todas y cada una de las dunas y ahora comenzaras a
caminar, sólo andarías sobre huellas.
¿Y si hablamos de vivir libremente?
¿Como nosotros mismos deseemos? ¿Hacer, pensar, creer lo que queramos? De nuevo
yo diría que no. ¿Qué hacer y en qué pensar? Yo creo que está bastante
influenciado el pensamiento tanto por doctrinas como por dogmas. Así es que no
seremos capaces de pensar nada más allá de lo que ya se ha pensado. Igual
podemos darle un lavado de cara y un par de vueltas, añadiendo detalles y
demás, pero no será nada que no se haya visto, pues se teñirá de todo aquello
que otros ya han pensado y publicado, los conocimientos de cada uno, las
creencias de cada cual, se basan en la influencia, no somos realmente libres de
pensar, más bien somos presos de los detalles de otros pensadores mayor o
menormente reconocidos.
En una ocasión, el intelectual
francés Enrique Lacordaire dijo: “La libertad es el derecho de hacer lo que no
perjudique a los demás” y yo digo que mi libertad termina donde empieza la de
los demás. Y así es, es posible que yo pueda ser libre si entiendo “libre” bajo
la definición más hippie de la palabra, la cual se dirigirá más a ser capaz de
llevar a cabo cualquier acción que tenga impacto en la vida diaria y personal y
por consiguiente en una sociedad plural cualquiera, con sus efectos y
consecuencias. Yo podría hacer cualquier cosa, desde luego, la sociedad moderna
así lo permite, pero en el momento en el que una acción de otro ciudadano libre
como yo cuarte mis posibilidades, yo dejaré de ser libre, pues no seré capaz de
hacer cualquier cosa, no seré libre de ello, por eso mismo, no existirá una
libertad de acción real, ni para mí ni para otros, pues a aquel que me deje sin
libertad, probablemente le terminen castrando la suya de igual forma. ¿Y cuando el individuo no dispone de medios intelectuales o
morales para decidir lo que puede o no hacer? ¿En el caso de un menor mental o
social? ¿De un niño? El problema es más complicado, ya que la ley de una
sociedad o el derecho de un Estado no bastan. También debemos tener en cuenta
la ley moral. Aunque primero deberíamos refrescar la teoría de que al parecer,
nadie es realmente libre de elegir, de decidir, de hecho, un niño se acercaría
más a poder tocar este concepto con los dedos, dado que teniendo en cuenta su
corta vida, las influencias que se reciben son mucho menores que las que
moldean la mente de un anciano experto en esto de respirar y seguir con vida.
Y todavía no dejaremos ir a este
niño, pues hablando de ley moral y del hecho de dejar de ser libres por culpa
de la libertad de otros, deberíamos enlazarnos con el hecho de que haya gente
que mediante cierta autoridad cuarten la libertad de otras personas, ya sea
mediante las leyes de una sociedad o la propia ley moral. Acabamos de ver por
qué un niño se acercaría más a ser alguien libre que cualquier otra persona de
mayor bagaje, mas también son precisamente los niños a quienes se les imponen
más restricciones. Atarse bien los cordones, cepillarse los dientes antes de
dormir o no salirse de la línea cuando pintan con rotuladores son consejos que
bien pueden ser beneficiosos, pero que a su vez cuartan la libertad del niño de
vestir como quiera, asearse como quiera o expresarse como quiera.
Puede no ser así, pero los padres
de nuestro niño, mediante una autoritaria imposición, una serie de “leyes”,
acerca de lo que debe o no hacer en público y privado, en mayor o menor medida
estarán coartando la libertad de este niño, seguramente “sea por su bien”, pero
esto no significa que sea malicioso para su libertad. E igual que los padres
pueden coartar la libertad de un niño mediante una ley moral, otras personas
pueden hacerlo ejecutando las leyes del Estado. Todos sabemos de esto, ¿eh?
Vivimos estas situaciones muy a menudo, sobretodo si tienen un tinte policiaco,
de hecho, un hombre, que no está atado a la hipoteca de una casa, a quien no
persiguen los bancos ni los prestamistas, que de lo único de lo que se debe
preocupar es de seguir con vida, no puede dormir ni en la calle sin que al
despertar, dos agentes de seguridad traten de multarle por desorden público.
¿Ni siquiera somos capaces de dormir en un banco del parque? A estas personas
se les ha privado de su “libertad”, ¿y eso está bien? ¿Es malo por el
contrario?
¿Cuándo es bueno y/o necesario
privar a alguien de su “libertad”? Aquellos cuyas acciones perjudiquen a un
colectivo deberían de ser privados de ella, ¿no? Cuando el bien común corre
peligro y hay que frenarle los pies a aquel que puede hundir un poco más la
sociedad, ahí hay que intervenir, ¿verdad? ¿Ahí? ¿De verdad?
Criminales, por ejemplo se ven
entre cuatro paredes, sin poder comer nada más que lo que le den, sin poder
salir más allá de unas rejas, sin poder ver más gente, encerrados sin más
opción que la de seguir cumpliendo condena durante un largo periodo de tiempo y
aquí lanzo una pregunta: Si tan valiosa es para la sociedad esa “libertad” que
se anhela, ¿cuán graves son los crímenes de un hombre para privarle sistemáticamente
de ella sin más opción? ¿Realmente son más graves que valiosa es su “libertad”?
Parece un cambio justo por ejemplo, el de la vida de una persona por la
libertad de su ejecutor. Desde luego todos los crímenes se juzgan y analizan en
consecuencia por… personas. ¿Realmente, alguien puede privar de su libertad a
otra persona? Alguien que no es libre, dudo que tenga la potestad de hacer que
otra persona no-libre, deje de ser libre, suena absurdo, pero supongo que se
trata de justicia, ¿no? O personas que por motivos religiosos prohíben la
libertad de los individuos, sobretodo en las religiones más radicales, donde
tomar decisiones con total libertad como podría ser cómo vivir tu vida y con
quién en una relación amorosa, se tacha de pecado.
Chicos que por otra parte, no
permiten que sus novias hablen con otros chicos por redes sociales y les
restringen las cuentas, les aplican una política sobreprotectora o simplemente
se castiga bajo la excusa de los celos, pero, ¿hay acaso excusa para privar de
la libertad? La respuesta a esta pregunta no la daré y cada uno la guardará
para sus adentros, pues sobran las palabras. El niño y sus padres, el preso y
el juez, el mendigo y la policía, el alumno y el profesor, simplemente, gente
que mediante su autoridad y ley convierten a la libertad como tal en una
utopía, por definición, inalcanzable.
Si realmente todas las posibilidades
estás previstas, si todas las sendas andadas fueron previamente marcadas y por
tanto descubiertas, si las decisiones se toman en consecuencia y mediante
influencias, ¿realmente la libertad es una utopía o es simplemente imposible? Y
bueno, si todas las decisiones que se toman se moldean mediante influencias y
condiciones, ¿qué pasa con las decisiones aleatorias? Pues creo que es fácil saberlo,
si antes no éramos libres de decidir, ahora encima decide el azar, ni siquiera
somos nosotros, luego está muy difícil saber si existe realmente o no, ¿verdad?
¿Somos libres? No. ¿Hay alguna forma de ser libres? Bueno, ¿y mediante el subconsciente?
Claro, ahí no tienen cabida las
influencias de ningún tipo, por definición, es el conjunto de procesos mentales
que desarrollan una actividad independiente, claro, si es nuestra mente aquella que
decide de forma independiente, puede que
ahí es donde resida la libertad, en la capacidad de acción más primitiva del
ser humano, ¿no? Ser capaces de hacer cosas, tomar decisiones sin que las
influencias se tengan en cuenta, ¿no es eso ser libre?
Pues si recurrimos de nuevo a la
definición anterior por cortesía del World Reference, “subconsciente”, se
define como conjunto de procesos mentales que desarrollan una
actividad independiente de la voluntad del individuo, y como dijimos en un
principio, la libertad es la facultad del ser humano que le
permite decidir llevar a cabo o no una determinada acción según inteligencia o
voluntad, luego, la
inteligencia es un factor imprescindible para la libertad y obviar esta premisa
sería poco inteligente. Entonces, sólo nos quedaría, por descarte, plantear una
única situación en la cual un ser humano sea totalmente libre de pensar y
decidir. Un ser humano, que desde el momento de su nacimiento se haya criado en
soledad, aislado, con sin contacto humano ni de ningún otro tipo, en un
emplazamiento sin límites, para que pudiera ir por donde quisiera, provisto de
todas las necesidades imaginables, ahí, sí que sería totalmente libre de pensar
y hacer cualquier cosa sin ser coartado por la libertad o acción de otros, ni
condicionado por influencias ajenas, influencias que no se recibirían. Ahí nos
acercaríamos casi totalmente a lo que verdaderamente significa la libertad.
Cuando digo
que soy libre en el primer sentido (libertad externa), quiero decir que una
acción mía no se ve obstaculizada, y que por tanto puedo llevarla a cabo.
¿Eh? Exacto,
así es, de hecho, es una forma ideal de definir la libertad, pero… falta la
parte en la que digo que soy yo, que es mi decisión la que me lleva a hacer la
acción en cuestión. En conclusión, la libertad como concepto se queda en esta
sociedad entre la utopía y la inexistencia, o no existe realmente o está tan
lejos que jamás llegaremos a tomarla.
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