Por José Ricardo Quevedo Lahoz . 1º BACH. C-F.
La justicia no ha de ser algo que sirva al hombre, sino al revés, el hombre ha de servir a la justicia. |
La definición de justicia depende de
los valores de una sociedad y de las creencias individuales de cada persona. Al
menos así lo pensó la corriente griega de los sofistas, un enfoque que
cuestionaron Sócrates y Platón, tal
y como veremos.
El
concepto de Justicia tiene su origen en la palabra latina “iustitĭa” y se refiere a aquella virtud cardinal que supone otorgar
a cada uno lo que le pertenece o concierne. Pero entonces si, siguiendo a los sofistas, la justicia depende de los
valores de cada sociedad o individuo, entonces no se le puede atribuir a ésta
el valor de universal, ya que cada uno daremos una respuesta diferente
dependiendo de nuestra situación.
Por el contrario, yo defenderé más
bien, siguiendo a Sócrates y Platón, que la justicia es universal. Y siguiendo
esa lógica, pienso que, aunque pertenezcamos a distintas culturas y nos
diferencien algunos matices o tradiciones creados a partir de una de esas culturas,
somos seres humanos y tenemos un código común y universal. Por lo tanto defino
justicia como lo que se debe hacer de acuerdo a la razón y cuyo resultado sea
un valor para un bien común para la sociedad.
Primeramente, cuando decimos justicia
implícitamente tenemos que incluir la palabra sociedad, es decir la justicia es producto de la sociedad. Por
sociedad entiendo todo grupo de personas, en el que muchas veces hay algunas
partes más favorecidas que otras. Por otra parte, la justicia también se refiere
al Poder Judicial y a las sanciones
que éste toma sobre aquellos que obren injustamente. Las sanciones son
decididas y aprobadas en leyes, que
son el escrito formal que recoge el “consenso cultural” (lo que es mejor y mas
correcto para convivir).
El problema reside en que las leyes
que se aprueban no siempre son justas. Y por eso, cuando la sociedad “pide
justicia” frente a lo que sería un crimen, lo que está haciendo es pedir al
Estado que garantice o ponga leyes que eviten crímenes o que se imponga el castigo
adecuado que merezca el acusado. Pero entonces, la gente se está basando en un
sentido de la Justicia que está por encima de las leyes aprobadas en un Estado.
Como he dicho fue en la antigua
Grecia donde puede encontrarse este debate sobre el sentido de la Justicia. En
el siglo V a.C., con la democracia y su esplendor económico y cultural, la
situación en Atenas generó nuevos problemas sobre los que pensar. Fueron los sofistas (muchos de ellos antes de Sócrates) los que, dejando de
lado las reflexiones sobre la naturaleza, fueron los primeros en centrarse en
el hombre y en la sociedad. Y fueron así pioneros en reflexionar sobre temas
como: la democracia, la libertad y la ley.
Según ellos, la ley era el único
“soberano permanente” (lo que marcaba las pautas en la convivencia). Y el valor
de la ley sobre todo era servir de fundamento a la democracia, porque podía ser
la única barrera contra la ambición de poder de la gente que se intenta
aprovechar. Los sofistas consideraban que las leyes son meramente convencionales y que como que cada
pueblo tiene las propias, no tienen un valor absoluto. Además también pensaban que
la justicia se practica por las ventajas que trae, ya sean en bienes materiales,
honores o reputación.
Argumentaban que el ser humano es
pasional y quiere satisfacer sus deseos, por eso se crean leyes que limitan
estas ambiciones de los ciudadanos, para que no se llegue a afectar de mala
manera la vida de otro ser por tus propios instintos pasionales. Es decir, no
hay leyes exteriores a la sociedad, el hombre crea sus propias leyes para
evitar el daño mútuo.
Pero también habían sofistas que
decían que como las leyes eran un asunto convencional y práctico, puede ser que
en una sociedad se llama Justicia sólo a lo que interesa a los que fuertes, a
los poderosos, que son los que deciden las leyes. Y como no hay ninguna
Justicia universal a la que se referirse, poco se puede hacer, más que intentar
sobrevivir de forma astuta.
Pero pienso que una ley no es justa si se hace
lo que conviene al más poderoso o al más fuerte. Creo que el sentido de la justicia
precisamente es evitar que sean los más fuertes o poderosos quienes gobiernen
solos las ciudades. De lo contrario, un gobierno de unos pocos establecería las
leyes de su ciudad según su propio provecho y lo que les conviene.
Precisamente fue Sócrates, nacido por el año 470 a.C., el primer griego en iniciar
la búsqueda de la verdadera Justicia, lo que acabó costándole la vida en una
Atenas donde influían mucho los sofistas. Su vida fue filosofar y enseñar y
enfocó su curiosidad intelectual en el ser humano y en su capacidad de conocer
la verdad. Pienso, que como decía Sócrates, es cierto la verdad y la justicia
están relacionadas, ya que la propia justicia lo que busca es la verdad.
Sócrates nunca supo del todo cómo
definir la justicia, al igual que con otros conceptos, ya que se centraba en
negar las ideas erróneas de los demás. Pero reivindica la cualidad de la
justicia y para él lo justo es despertar el pensamiento de uno mismo para
llegar a la verdad, la cual es buena, sin importar las opiniones de la gente. También
creía que la virtud personal (la ética) es
el primer paso para llegar a la virtud política.
Esto último creo que es importante
cuando se intenta, o intento, explicar el mal funcionamiento de nuestro mundo.
La gente se pregunta y intenta obtener soluciones sobre y para el
malfuncionamiento de, por ejemplo y entre tantas cosas, la política. Pero el
problema no reside en la política, el problema reside en nuestra filosofía, es decir, sin filosofía moral
y ética no existe la política. Y si la base (que es la filosofía) ya presenta
numerosos errores, dada nuestra naturaleza de seres humanos que tiene una
tendencia a equivocarnos, entonces nada más allá de la base va a estar bien
construido.
Por lo tanto habría que presentar
cambios radicales en la filosofía y su papel en el mundo y a partir de ahí,
reconstruirlo todo bien, ya que la filosofia es indispensable para casi todos
los aspectos de nuestras vidas.
La justicia no ha de ser algo que sirva al hombre, sino al revés, el hombre
ha de servir a la justicia. Sócrates pensaba así, y también que la
justicia es dar a cada uno lo que se merece. También decir que era injusto
hacer un mal aunque sea como venganza. Según él, una persona justa y buena no
debería temer a la muerte ni a ser víctima de una injusticia, ya que el mayor
mal, peor que la propia muerte, es cometer uno la injusticia, mucho peor que
padecerla.
La ética de Sócrates defiende que el
ser injusto solo puede ser desgraciado y que actuar justamente lleva al hombre
por el camino de la felicidad. Al contrario que los sofistas decía que lo justo
o injusto no podía depender de la elección mayoritaria, ya que podría ser que
muchos votaran por algo incorrecto. Que sean
más personas las que tengan el mismo punto de vista no quiere decir que tengan
mas razón.
En conclusión se podría decir que
la justicia es una virtud, porque el hombre se pregunta al realizarla si esto
le hará mejor o no. Gracias a la justicia, se puede decir que somos más
felices y es sin duda es uno de los factores que hace que podamos vivir
cordialmente.
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