Por Bárbara Ramón Martínez. 1º BATX G.
Saber a toda hora del día y a cualquier
distancia lo que está haciendo la persona,
puede crear situaciones de celos absurdos,
angustias absurdas y muchas más sensaciones
y problemas absurdos
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Casi siempre que
mencionamos el tema del amor lo relacionamos bien con un sentimiento
maravilloso o bien con uno terrorífico, ya que puede hacerte sentir la persona
más feliz del mundo así como la persona más desgraciada. Podríamos discutir si
dos personas que se han querido pueden dejar aparte los sentimientos pasionales
que tuvieron en su día y mantener una buena relación de amistad. Es un buen
tema de discusión, pero en este caso vamos a tratar varios temas que embarcan
el amor y la amistad.
A casi todo el mundo le
afectará este tema alguna vez en su vida (o varias), y por eso podríamos
plantearnos algunas cuestiones. Desde las más típicas de por qué se acaba el
amor, hasta mucho más profundas como si las personas pierden a otras personas.
Cuando una
relación termina, por lo general, solemos buscar un culpable de ello en uno de
los dos individuos, en otros casos, en cambio, se acepta que la culpa es mutua.
Quizás la culpa no sea ni de uno, ni de otro (de un tercer individuo), a lo
mejor han influido otros factores: entorno, sociedad, familia, amigos,
situación, circunstancias de la vida, etc. Hay muchísimos factores que podrían
desgastar esa relación.
Miremos por un momento
en nuestro entorno, dentro de esta sociedad llena de caos en donde casi todos
han tenido relaciones de meses o pocos años y en donde hay un alto número de
divorcios al año. ¿No ves a nadie que se sale de lo común? Si, exacto, nuestros
abuelos. Mientras en la actualidad los divorcios salen casi como pizzas en un
local de comida rápida, nuestros abuelos, que vienen de años en donde no
existía Telepizza, siguen juntos. ¿Qué truco tienen? ¿Cómo han hecho para pasar
toda una vida juntos? ¿Y con el mismo respeto y amor? Fascinante,
¿verdad?
En el presente, sin
embargo, vivimos en una sociedad capaz de conectarse con cualquier rincón del
mundo. ¿Eso es bueno o malo para el amor? Quizás puede que este factor influya
en que las parejas duren menos. Podemos conocer cualquier persona de cualquier
parte del mundo gracias a ese mundo virtual e inmenso llamado Internet. Quizás
Internet multiplique los deseos, los haga infinitos. ¿No se suele decir que se
quiere lo que no se tiene?. Pero también que es una invitación y una
posibilidad a encontrar nuestra persona ideal en otra parte.
Hablando de
Internet, hay otro factor que podría influir en nuestras relaciones. Las redes
sociales, ahí exponemos casi toda nuestra vida, llegando a un punto en el que
si nuestra pareja no nos da un “like” en nuestras publicaciones lo relacionamos
en que “pasa de nosotros”, que si no contesta nuestros Wahtsapps, nos
está ignorando, que si comenta mucho en otros perfiles de otras personas,
pensamos mal… y así podría pasarme todo un día.
El mundo virtual nos
ofrece miles de comodidades y facilidades, pero también nos hace perder
intimidad. Y aunque dos personas estén juntas, en mi opinión, se deben también
respetar uno a la otra la intimidad de cada una. Saber a toda hora del día y a
cualquier distancia lo que está haciendo la persona, puede crear situaciones de
celos absurdos, angustias absurdas y muchas más sensaciones y problemas
absurdos. ¿Dónde quedan las palabras bonitas? ¿Es más importante un bonito
texto dedicado en Facebook que una carta escrita a mano? Si, a mano, esas dos
partes inferiores del brazo que utilizas para sostener el móvil y teclear
también sirve para escribir, no solo es necesario hacerlo en clase o en la
declaración de la renta.
Cuando se está enamorado
todo lo vemos mucho más bonito, la vida es bella, los pajaritos cantan, suena
música alegre de fondo…pero de repente se acabó. ¿Por qué? A saber. Pero hay
veces, y seguro que a muchos les ha pasado, se acaba el amor. ¿Se acaba el
amor? Y entonces todo lo vemos feo, la vida es una mierda, los pajaritos son
cuervos y nuestra banda sonora es como la lista de Schindler. Y entonces, ¿qué
pasa con esas dos personas? Se dejan de hablar. Y una persona que ha sido todo
para ti, pasa a ser un completo desconocido al cual no quieres ver ni en
pintura. Y en algunos casos se llega incluso al odio, el sentimiento opuesto, a
esa persona que tanto has querido y que creías perfecta, ahora para ti es el
ser más despreciable.
En otros casos,
dos personas mantienen una buena relación, aceptan que han sido personas
importantes y se mantiene esa relación, ya que pasan esa fase de enfado por
todo lo sucedido, y cuando lo superan, pueden ser capaces de recapacitar y
volver a mantener una relación cordial con la otra persona o incluso de
amistad. Pero si dos personas mantienen un contacto, se suele atacar con el
famoso “donde hubo fuego cenizas quedan”.
Pero, ¿es tan
fácil? ¿ se puede pasar del amor a la amistad? ¿Y del amor al odio? Volviendo
al tema de que se acaba el amor. Cuando se acaba, ¿perdemos a esa persona?¿Se
pueden perder a las personas? En esta sociedad egoísta, si te deja el novio/a,
la culpa siempre es de la otra persona y las penas las ahogaremos en un cubata
por la noche, porque estamos demasiado tristes y para animarnos nuestros
colegas nos sacarán de fiesta.
Otro factor que inquieta
en las relaciones amorosas podría ser la prisa. Tendemos a calificar
todo y poner nombre a todo, tu eres novio, tu amigo, tu desconocido. Pero ¿por
qué poner nombre a todo? ¿por qué no querer a alguien y ya? ¿Si preguntan quién
es, decir el nombre orgullosos y ya está?
Mientras cada individuo sigue
afrontando su situación amorosa (o posible fracaso amoroso) a su manera, dejo
una reflexión que una vez leí:
“Durante toda mi vida he entendido el amor como una especie
de esclavitud consentida. Pero esto no es así: la libertad sólo existe cuando
existe el amor. Quien se entrega totalmente, quien se siente libre, ama al
máximo. Y quien ama al máximo, se siente libre. Pero en el amor, cada uno de
nosotros es responsable por lo que siente, y no puede culpar al otro por eso.
Nadie pierde a nadie porque nadie posee a nadie.” Fragmento del libro "11 minutos"
(Paulo Coelho).
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